En plena cuarentena y sin material… ¿Ahora qué hago?
KEEP CALM AND LOOK IN YOUR OFFICE
Dicen que la necesidad/escasez agudiza el ingenio,… y realmente estoy segura de ello. Durante esta larga cuarentena he tenido días buenos, malos, regulares y muy malos… pero esto no ha supuesto que pierda mi motivación por hacer las cosas que me gustan, sino todo lo contrario: me han salvado de caer en decepción, depresión o melancolía…
No podía estar en casa de brazos cruzados, necesitaba acción, entretenimiento y como no, distracción. Quería terminar o al menos avanzar en un proyecto que tengo entre manos, y me vi atada de pies y manos, pues no tenía material. Necesitaba las cortinas sí o sí, porque son fundamentales para dar el colofón final a cualquier proyecto que se precie.
Pero ¿qué pasaba?… pues que no tenía cortinas, que no tenía barras, rieles, ni enganches ni nada de nada… Pensarás que podría haberlo comprado online, pero los intentos que he tenido para comprar online durante la cuarentena han sido dignos de una biografía catastrófica… además por mi impaciencia, lo ¡quería ya!
Entonces recordé que tenía una vieja cortina, que además tenía algunos colores de los que iba buscando (pasé horas buscando una tela en internet), tomé medidas de las 2 ventanas (encima no era 1, sino 2 ventanas a las que necesitaba vestirlas), medí la cortina (repetí el proceso varias veces, para cerciorarme de que no me había equivocado, debido a lo espesa que he estado últimamente), saqué mis cuentas, y ¡zas!: las medidas coincidían… Estaba saltando a la pata coja…
En este caso usé una vieja cortina, pero te aseguro que si no la hubiese tenido, hubiese usado cualquier tela (que considerase que quedaba bien), así fuese una sábana.
El siguiente inconveniente fue decidir qué tipo de cortina confeccionar para maximizar la tela, y tomé la decisión de hacer un panel que se recoge a ambos lados para la ventana pequeña (si usaba solo un pliegue no me daba, y con los 2 me sobraba, así es que los uní a la mitad y corté el sobrante por los lados), y con la ventana grande no tenía problema porque iba sobrada de tela a lo ancho.
Evolucionamos, pero siguen apareciendo problemas ¿Cómo narices voy a colgar la cortina si no tienes nada Andrea? Ni rabo de ratón, ni barra, ni riel, ni nada de nada… incluso pensé en una cuerda…
Pues me dije: Andreita, resuelve esto que tú puedes… Miraba la ventana de un lado, de otro, por arriba y por abajo, y pensé: ¡aprovecha el marco de pvc donde se enrolla la persiana!, pero… ¿Cómo podía pegar la tela al pvc? mi primera opción fue cinta americana a doble cara, pero tampoco tenía, así es que recordé que no hacía mucho había comprado unos círculos de velcro adhesivo para las manualidades de mis hijos (no mide más de 1.5cms): usé la parte fuerte (la que raspa) para el pvc y la parte suave para la tela (y en la tela lo reforcé con una pasada de la máquina de coser, porque sé que ese pegamento no es suficiente para sujetar la tela).
Así fue cómo solventé el hándicap de la ventana pequeña (puedes ver la foto en la galería), está mal que yo lo diga, pero me encantó el resultado de ésta cortina.
En la ventana grande lo tenía más fácil, porque iba a utilizar la parte alta de la vieja cortina que ya tenía con cinta para riel, sólo tenía que hacer el dobladillo de la parte baja. Pero…. ¡o nooooo! No tenía enganches para poder poner en la cinta y colgar la cortina en el riel….
Nuevamente a darle vueltas al coco, y me vino la inspiración: ¡clips!, sí, clips de esos que usamos en la oficina para sujetar papeles… voilà, ya tenía resuelto el pequeño gran problemilla.
He comentado antes que no tenía riel para esa ventana, y era cierto en parte (sí tenía varios rieles en el garaje, pero ninguno de ellos me servían todos demasiados grandes, incompletos o sin soporte. Me fui a la cama con la premisa de que no iba a poder colocar esa cortina…
Pero en medio de mis habituales despertares nocturnos durante la cuarenta, me volvió a llegar la iluminación: El riel es extensible, por tanto puedes desmontarlo y cortar por el centro con una segueta, y así lo hice al día siguiente.
Todo contribuyó a agudizar mi ingenio , y solventar problemas que de inicio me resultaron infranqueables (a menos que abriese una tienda en exclusiva para mi).
Después de todo, me alegré de no haber podido salir, me ahorré bastante dinero y me demostré a mí misma que es posible trabajar incluso cuando no tienes el material habitual.
¿Y tú, alguna vez has usado alguna técnica de McGiver?